Desnutrición
Esta
enfermedad es una de las más comunes en los últimos tiempos, ya que está
indirectamente relacionada con la condición social del hombre. No sólo
por lo económico sino también por las modas alimentarias que se imponen
(dietas a base de un elemento como sólo frutas o únicamente hidratos de
carbono).
La
desnutrición deriva de una alimentación pobre en proteínas y/o
energía.
Suele ir acompañada por otras deficiencias, como la falta de vitaminas -
generalmente A - y/o de minerales como calcio y hierro.
Este tipo de desnutrición es más común en los niños.
En
los adultos puede presentarse con más facilidad en la pobreza aunque no
escapan los otros estratos sociales y en circunstancias especiales, como
enfermedades crónicas o alcoholismo.
Puede haber desnutrición también en la tercera edad cuando hay pérdida
de apetito, problemas de masticación y/o estados depresivos.
Cómo
prevenirla
Ante
todo hay que estar atento a los síntomas claves de esta enfermedad como
ser cansancio prolongado, problemas en la visión, descoordinación
motora, apatía general.
Es
importante prestar especial atención a la alimentación de los niños
después de la lactancia para prevenir la desnutrición.
Durante
esta etapa es preciso planificar cuidadosamente comidas que proporcionen
proteínas de buena calidad.
Cuando
no es posible incorporar a diario estos alimentos en las comidas, los
mismos pueden ser reemplazados por diferentes legumbres (lentejas,
porotos, porotos de soja, garbanzos, arvejas, chauchas, habas) combinadas
con cereales, lácteos y huevos (Ver entrega sobre
proteínas).
El
aporte de calorías se asegura si se come suficiente cantidad y variedad
de alimentos de los reinos animal (carnes, lácteos y huevo) y vegetal
(cereales, legumbres, hortalizas y frutas).
Los
vegetarianos extremos (aquellos que comen sólo alimentos de origen
vegetal) deberían consultar a un profesional para evitar anemias o
posible desnutrición.
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