La capacitación constante

Cada vez el público argentino se va acostumbrando a ver más y mejor tenis y, gracias al esfuerzo de muchos, pero en especial de ellos, a los tenistas argentinos. Se podría decir que la gente empieza a ser selectiva y crítica con respecto a lo que ve. El nivel de "cultura general tenística" se ha elevado manifiestamente en los últimos años. Eso es bueno, muy bueno. Pero también conlleva nuevas exigencias para los protagonistas del deporte.

Este sayo le cabe a los dirigentes, a los propios jugadores, que con su conducta tienen que dar el ejemplo más que nunca (no hay un solo ídolo al que se puede perdonar todo lo que haga mientras gane, como pasaba con Ríos en Chile). También a los medios y a los periodistas, que no pueden "versear" y decir cosas sin sentido, sin tener fuertes respaldos y antecedentes para opinar: ya no pueden hacer docencia infantil como hace 20 años. Y así con otros sectores.

Pero hay uno que tiene una misión fundamental y es el causante de que esta rueda del tenis siga girando (o no) y que lo haga bien (o no), en la dirección correcta (o no), y con una velocidad adecuada (o no).  Es claro que estamos hablando de los docentes del tenis, de los profesores y entrenadores.

Dejemos tal vez de lado en esta ocasión el tema de la necesidad de que la AAT, o un colegio de profesores o cualquier institución, sea la que haga punta y regule la profesión, teniendo un escalafón respetado aquí y en el mundo. Veamos por ahora, la situación desde el lado de los profesores mismos.

Con un aceptable nivel de juego, con una educación secundaria (completa?) y algo de mensaje entrador, podemos tener un profesor de tenis típico. Seguramente me agregarán que hizo algun curso, leyó algo, pero por sobre todo, jugó muchos partidos, estuvo con muchos jugadores, vió un sinfín de situaciones y jugadas, en vivo o por tv, etc. Todo ese aprendizaje informal es, sin lugar a dudas, valiosísimo, pero también sin hesitar, insuficiente si pretendemos que las nuevas generaciones jueguen mejor que las viejas. 

Si ese profesor no se capacita de manera permanente, estamos apostando a que tengamos peores tenistas, y es una apuesta que no podemos perder. Porque quién puede negar que el tenis ha cambiado drásticamente en los últimos 30 años?. Y como podemos seguir dando clases de la misma manera y con los mismos conceptos, sin sujetarlos a revisión constante?. Y, siguiendo con las preguntas: por qué sucede esto?.

Principalmente en mi opinión, por desidia, ignorancia y soberbia. Una combinación fatal: Desidia porque estudiar implica claramente dedicar tiempo a leer, estudiar, aprender y desaprender lo que se supone inmutable; traducir o entender en otro idioma, etc. Ignorancia, porque si así llegué hasta acá, qué más hace falta?. Soberbia: porque por más que haya transmisiones internacionales, internet, foros, libros, etc., son pocos los que creen que alguien les puede enseñar algo.

La regeneración de nuestra camada de tenistas tanto sociales como competitiva, es una tarea larga. Es empezar a que el círculo siga girando con vida, pero éste puede ser uno virtuoso o vicioso. Como no todo es blanco o negro, hay muchos que están en el primero, pero también hay montones en el segundo. De acuerdo a quien prevalezca  y a quién elija la gente, será nuestro futuro como cuna de grandes tenistas.

Prof. José Luis Echegaray

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